La tendencia de la falda corta le dio un matiz audaz y revolucionario a los ya impredecibles años 60.
Aunque muchos están en desacuerdo con el momento en que esta prenda de vestir fue lanzada, o quien la lanzó, sabemos que fue una de esas tendencias que rápidamente pasó a convertirse en moda, y en pieza simbólica, que apuntaba a la liberación de la mujer.
Que quede claro, la falda corta existía, pero NO SE LLAMABA MINIFALDA.
Los arqueólogos han descubierto estatuillas en Europa que datan de entre 5400-4700 A. C. vestidos con minifaldas. Antiguos frescos egipcios representan acróbatas con minifaldas, o sea, con taparrabos y piezas para cubrir la ingle.
Entonces están los que dicen que para los años 20 hubo un momento en que la falda subió por encima de la rodilla, abrazando el muslo, lo cual es cierto pero no se hacia referencia como una miniskirt. Otros sostienen que la vedette Josephine Baker lució una hecha de plátanos durante un inolvidable e histórico baile que realizó en el “Folies Bergère” de París y que esto impuso una moda.
Esto no es cierto, la falda de Josephine se llama vestuario, no era una minifalda, y dudo mucho que la Baker hubiese corrido por las calles de la ciudad luz con solo cuatros guineos encima a menos que fuera sobre un escenario.
En décadas venideras la falda algo corta se pudo apreciar durante la Segunda Guerra Mundial, y después en películas de ciencia ficción, como un modo de vestir para la mujer del mañana, pero nadie le llamaba minifalda, punto.
Muchos le atribuyen el fenómeno de la minifalda a Mary Quant, sin embargo la realidad es que otros diseñadores como André Courrèges, Pierre Cardin, John Bates, Jean Varon y Paco Rabanne lanzaban por las pasarelas vestidos con minifaldas en materiales de todo tipo.
Digamos entonces que Quant se trepó en el ruedo de la minifalda, y la hizo suya…
Mary Quant la creadora del merchandising durante el flower power.
Quant estudió en la Escuela de Arte Goldsmith de Londres.
Comenzó su carrera a mediados de la década de 1950, donde conoció a Alexander Plunket Greene.
Se casaron en 1957, dos años después ambos abrieron la primera tienda «Bazaar» introduciendo la era “mod” y el “Chelsea Look”.
Al principio revendían ropa de otros diseñadores, pero cuando se cansaron de buscar lo que quería sin encontrarlo, la diseñadora empezó a ofrecer sus propios diseños.
Su boutique se convirtió en un éxito. Mary promovió un nuevo arquetipo de mujer muy joven y delgada, encarnado a la perfección por la modelo Twiggy.
Se dice que puso de moda la minifalda (cuya paternidad se la disputan Quant y el modisto francés Courreges, esta prenda alcanzó los escandalosos 34 cm en 1965.
El mundo de la música también se rindió a la locura, y sensualidad de la minifalda, y hasta Manolo Escobar la dedicó una sevillana muy ye-ye.
En cuanto a la carrera de Quant a partir de 1970 comenzó a diseñar distintos elementos de moda: lencería, perfumería, medias estampadas, botas altas por encima de la rodilla, vestidos cortos, mallas de colores, cinturones a la cadera, tops calados, impermeables de colores chillones, gafas, corbatas masculinas y la maxi-falda (que lanzó en 1968) que llegaba a los tobillos.
El esmalte azul y el delineador de ojos plateado pasaron a ser los productos más buscados de la diseñadora que había declarado la muerte del buen gusto y había dicho que la vida estaba en «lo vulgar».
Sus diseños pegaron fuerte en los últimos años 60, y representaron fielmente la moda británica. Si bien fue la minifalda la que la hizo mundialmente famosa, su línea de cosméticos fue una máquina mundial de producción de dinero. Diseñaba con materiales económicos y coloridos, y sobresalía entre los estilistas caros y populares, lo suyo era pura provocación. Tanta, que hasta la Iglesia puso el grito en el cielo frente a su minúsculo diseño. Fue un escándalo. Pero todas las famosas, divas y modelos de la época (Twiggy, Brigitte Bardot, Nancy Sinatra, Pattie Boyd, Jean Shrimpton y otras) la usaron, y el controvertido diseño pasó a ser muy popular entre las jóvenes.
Por otra parte André Courrèges es uno de los diseñadores más relevantes y revolucionarios de la industria de la moda del siglo XX.
Nacido en 1923 en Pau, una localidad cercana a los Pirineos franceses, y apasionado de la geometría, André Courrèges cursó la carrera de ingeniería civil. Allí se familiarizó con los conceptos básicos de la arquitectura.
Con poco más de veinte años se trasladó a París y, poco después, en 1950, entró a trabajar en Balenciaga, donde se formó en el oficio de modisto. En 1961 se decidió a crear su propia etiqueta junto a su inseparable ayudante Coqueline (con quien se acabaría casando).
La suya fue una revolución sin precedentes que puso patas arriba un importante número de convenciones sociales e introdujo la ciencia ficción en la moda. Promovió un diseño basado en materiales asequibles –como el PVC– que acercasen el prêt-à-porter a la calle, subió los bajos de las faldas y contribuyó a la emancipación femenina. “Ya no caminamos por la vida. Vamos corriendo, bailando. Conduces un coche, coges un avión. Tu ropa debe ser capaz de moverse también”, declaraba.
Diseñador futurista y pop por excelencia, Catherine Deneuve y Jane Birkin, la modelo Twiggy o la cantante Françoise Hardy fueron algunas de sus más famosas clientas.
Jackie Kennedy, Goldie Hawn, Natalie Wood y mas adelante Debbie Harry mantendrían la moda de este visionario modernista viva.
Hoy la minifalda esta mas In que nunca, y tanto la moda pret a porter como la de alta costura le dedicaron sus quince minutos de gloria en estas pasadas colecciones.
Las redes sociales tantean a fulana y mengana para que salgan por ahí como la Kendal, o como la Rita, o la Rihanna, y las seguidoras hacen lo propio y se la ponen, que viva la ¡MINIFALDA!
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