La llamada ‘generación Z’ o los ‘centennials’, no les interesa este tipo de consumismo desaforado, y ven al fast fashion, y low cost fashion como moda barata, fugaz, llena de adornos y carente de calidad.
Los Baby Boomers con su sabiduría se han unido a este movimiento.
Estos también miran bien antes de comprar, y van en busca de aquello que aporta a su estilo de vida, al planeta, ya sea comprar ropa usada o ropa de una alta calidad.
Por otra parte, los centennials ya no necesitan comprar ropa cada mes, sino que apuestan por reutilizarla y si tienen que gastar dinero, prefieren invertirlo en prendas más caras pero que duren más.
A esto se debe la rápida caída de Forever 21, Zara, TopShop y HM.
¿Sera la razón de esta situación únicamente de contexto económico? La desaceleración a nivel global está afectando al consumo.
El año pasado el mercado textil marcó en los Estados Unidos y en Europa uno de sus peores momentos.
Pero a todo esto hay que sumar un problema intrínseco al sector de la moda.
Aquella moda rápida que dominó el sector textil en la última década -colecciones que cambian cada pocos días, precios bajos, tendencias de usar y tirar. Tiene los días contados y las marcas que operan en este mercado están ya sufriendo las consecuencias de algo que parece imparable: el cambio de mentalidad del consumidor, especialmente de las nuevas generaciones.
Por lo tanto, en esta nueva ecuación, la moda rápida no encuentra su fuerte, el consumidor de hoy le interesa el planeta, la calidad, desea invertir en moda duradera.
Ropa que aunque sea mas costosa esté hecha para que dure y aguante todo. Esta actitud es una buena noticia para los diseñadores que apenas empiezan en el mercado, ya que podrán ofrecerle algo nuevo y bien hecho a un consumidor con nuevas exigencias y expectativas.
La moda gira en torno a las últimas tendencias, pero es la industria la única que produce la que finalmente importa: la necesidad de alterar radicalmente nuestros patrones de consumo para garantizar la supervivencia del planeta.
La industria de la moda produce el 20 por ciento de las aguas residuales mundiales y el 10 por ciento de las emisiones globales de carbono, más que todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo. El teñido de textiles es el segundo mayor contaminante de agua a nivel mundial y se necesitan alrededor de 2,000 galones de agua para hacer un par de jeans típicos.
Cada segundo, el equivalente de un camión de basura de textiles se deposita en la basura o se quema. Si nada cambia, para 2050 la industria de la moda utilizará una cuarta parte del presupuesto mundial de carbono. Lavar la ropa también libera medio millón de toneladas de microfibras al océano cada año.
Luego está el costo humano: los trabajadores a menudo reciben salarios irrisorios y son obligados a trabajar largas horas en condiciones terribles. Pero con los consumidores cada vez más exigentes de cambio, el mundo de la moda finalmente está respondiendo con los mejores, como la duquesa Meghan Markle, liderando el camino con sus elecciones de ropa y diseñadores que buscan romper el modelo.
‘La mayoría de los minoristas de moda ahora están haciendo algo sobre la sostenibilidad y tienen algunas iniciativas centradas en reducir el impacto negativo de la moda en el medio ambiente’, dice Patsy Perry, profesora principal de marketing de moda en la Universidad de Manchester. Por ejemplo, el año pasado, la británica Stella McCartney se asoció con la Fundación Ellen MacArthur para lanzar un informe sobre el rediseño del futuro de la moda.
“Sin embargo, todavía hay un problema fundamental con el modelo de negocio de moda rápida en el que los ingresos se basan en la venta de más productos y, por lo tanto, los minoristas deben ofrecer constantemente nuevas colecciones. No sería realista esperar que los consumidores dejen de comprar a gran escala, por lo que en el futuro, esperaría ver un mayor desarrollo y una adopción más amplia de métodos de producción más sostenibles, como el teñido sin agua, el uso de residuos como materia prima y el desarrollo de productos innovadores. soluciones al problema del desperdicio textil ”, dice ella.
Por otra parte, una de las causas que ha provocado la caída de Forever 21 es el auge del comercio electrónico.
Esto es algo que vengo diciéndolo, el e-commerce va a destronar los centros comerciales.
Por lo menos algo que ya esta ocurriendo es que vas a un MALL y donde una vez había una tienda hay un restaurante, una atracción como carritos eléctricos, un gimnasio, y locales vacíos, muchos para listos para alquilar.
Cada vez menos clientes van a las tiendas y cuando lo hacen es, a menudo, para ver las prendas que luego encargarán por Internet. Por lo tanto, las marcas que no se adapten a esta nueva forma de compra no van a sobrevivir.
Así que esta historia posee un lado positivo y uno negativo.
El lado positivo es que celebramos esa posibilidad del fin de las tiendas con ropa hecha en naciones que son explotadas en la manufactura, que ademas contaminan el agua y todo el medio ambiente.
Por esa parte, ¡ENHORABUENA! nota al calce: este grupo de palabras se escribe junto cuando es un sustantivo, con el significado de ‘felicitación’.
Uno de los retos de vender por internet moda o ropa de calidad es que esa orden o pedido debe llegar al consumidor lo antes posible.
O sea que, los clientes quieren comprar desde casa pero no esperar mucho para recibir sus pedidos, lo que exige un esfuerzo en la logística que no todas las empresas pueden hacer.
Lo que si se debe hacer es estructurar anticipadamente, tener inventario, y producir dentro de unos parámetros de calidad de altura.
La revolución que se ha gestado en el sector en apenas un par de años ha cogido a contrapié a muchas de las marcas.
En un mercado abatido y hacinado de marcas, diseñadores y mucha porquería que se hace pasar por moda se hacía difícil distinguir qué cosa es qué, debido a la publicidad, y el social media que muchas veces le vende a los cibernautas gato por liebre.
Pero basta con irse de tiendas, observe bien lo que compra, la calidad de la tela, la forma en que esta hecha la pieza, como esta terminada. Se supone que todo esto define lo que usted pagará por ello.
La realidad es otra, se paga por un nombre, una marca, un estatus social, resultado deuna presión por parte de conocidos y terceros y celebridades sin importancia.
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