Durante la semana de la moda de caballero en Milán el desfile que definió la moda de caballero moderna recurriendo a los elementos tradicionales de la alta sastrería e insuflados en siluetas ostentosas, trasgresoras y atractivas al ojo fue sin duda la propuesta de Sarah Burton. La modista y su equipo viajaron hacia el estudio de escultor Henry Moore.
O sea, la inspiración viajo al pasado, penetro el mundo de este artista y los hizo de una manera completa, absoluta, donde nada quedo al azar.
Y esto fue obtenido a traves de piezas como mamelucos o monos de estilo artístico,suéteres en la tecnica de intarsia en patrones de gran tamaño hechos a mano. Estos fueron modelados con reproducciones temibles del motivo mortal de McQueen.
El vínculo del artista condujo a Moore, con cuya base Burton trabajó fielmente para reproducir pinceladas amplias e iluminadas de Three-Quarter Figure (1928), rediseñado en trajes de lana y una capa superior, así como un suéter con mechones.
Las chaquetas de motociclista y las tiras asimétricas (un ejemplo una pieza en rojo que fue diseñado a partir de cinco cueros diferentes) jugaron fuertemente en la presentación en Milán.
Un desfile que define hacia donde se dirige la moda masculina, la cual dicho sea de paso mira al pasado y se recrea con mucha audacia.
Hubo una muestra de trajes de dos piezas con un trabajo en trompe l’oeil bicolor, pero también trajes de Donegal con manchas de arcoíris, otros trajes en un degradado de plata contra oro, camisas ilustradas y algunos trajes espectaculares con remolinos metálicos abstractos bordados a mano.
Como siempre, la moda en McQueen era irreprochable y fiel a su propio espíritu.
Tanto esta como la colección pasado han sido cartas ganadores que siguen atrayendo amantes de la nueva moda que hace mas de una década Alexander McQueen impuso y sigue vivía gracias Sarah Burton.
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