Tras su continuo homenaje a la mujer de gran fortaleza, el diseñador se inspiró en la vida y el estilo único de cuatro musas incomparables.
Referencias a la editora de moda Diana Vreeland, la socialité Gloria Vanderbilt, las pintores Tamara de Lempicka y Georgia O’Keefe salpican toda la colección, y recorren cada pieza como un hilo conector.
La mujer del 2020-21 debe poseer fuerza, resiliencia, tenacidad, y creatividad para destacarse en tiempos inciertos.
Las piezas yuxtaponen una estructura Art Deco, rigurosa y gráfica, junto a la sensualidad inherente al ADN de la casa de modas.
Un traje aerodinámico, un vestido de princesa, y el tweed dorado protagonizan.
Los detalles metálicos también aparecen en aplicaciones que recuerdan la arquitectura modernista, animando un vestido o un blazer bien entallado.
Existe además un diálogo audaz entre texturas, y cortes el cual aparece en la forma de una capa de trapecio de doble botonadura acolchada, elevada por un collar Lavallière en encaje.
Este último también se usa para delinear motivos geométricos en vestidos y blusas de seda o crepé Georgette, acentuando una silueta alargada que recuerda el esbelto estilo de las modelos de Tamara de Lempicka.
La organza, los motivos de encaje orgánico iluminan un vestido compuesto por volantes, o inspirados en caftanes, que evocan el encanto incomparable, distinguido y sin esfuerzo femenino, de mujeres como Gloria Vanderbilt.
Desde hombreras hasta impresiones de tapices en cristales bordados, vestidos tipo tubo drapeados y asimétricos, la colección se basa en contrastes audaces pero refinados, algo también evidente en la paleta de colores.
Incluyendo impresiones en tonalidades lilas y florales como un guiño al trabajo de Georgia O’Keefe, y rojos profundos que aluden a los interiores de Diana Vreeland, los tonos, y los estilos citados son tan complejos como la mujer que los usará.
Zuhair Murad creció en Baalbek, Líbano. Desde su infancia, siempre soñó con un mundo de fantasía. Comenzó a dibujar vestidos a la edad de diez años y dijo: «¡No recuerdo un día en mi vida sin un bolígrafo en la mano!»
En 1997, Zuhair Murad abre su primer taller en Beirut, atendiendo a una creciente clientela privada.
En 2001, Murad presenta su colección de alta costura por primera vez durante la Semana de la Alta Costura en París, ganando impulso con los medios internacionales.
En 2005, Murad lanza la primera colección RTW Evening (Rendez-vous), una línea más simple, pero glamorosa y contemporánea, diseñada para satisfacer las crecientes necesidades de su clientela.
Hoy, la casa diseña, fabrica, distribuye y vende algunas de las prendas de alta costura más codiciadas del mundo, y la marca está presente en más de 100 puntos de ventas repartidos por todo el mundo (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Mónaco, Suiza , Japón, Rusia, Canadá, Singapur, China y los Emiratos Árabes Unidos …) con planes de expansión en los próximos años
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