En la catedral, entre todas las condecoraciones, atributos, reconocimientos que se le hacen por obligación a un personaje de la monarquía, se celebraba desde tempranas horas de la madrugada la misa en honor a Prince Philip.

El príncipe Felipe murió a la edad de 99 años, pero el duque de Edimburgo deja un legado, habiendo tenido varios logros memorables a lo largo de su vida sobre todo el de poner en evidencia cuan racista era…

También deja tras él su cínico sentido del humor, y posiblemente fue el primer personaje de la realeza moderna británica en demostrar sin pena alguna que era todo un racista.
Personalmente entiendo que este Sr. no aportó nada a la sociedad, y si hizo algo, pudo haber hecho mucho más.
Habiendo dicho eso me parece que en su juventud el marido de la reina Isabel de Inglaterra fue un hombre elegante, guapísimo, pero no fue todo lo que pudo ser.
Claro, cabe recordar que este personaje no trabajó un día en su vida, y fue un perfecto producto de la monarquía.

Para sus críticos, él fue una reliquia, un retroceso, que sostenía una Casa de Windsor, ligeramente ridícula, y que para muchos es una atracción turística en Londres.
Felipe fue hombre consentido, que representaba los extremos del privilegio masculino blanco, y luchó por una familia que remonta su linaje a la reina Victoria. De hecho, se remonta a los días del imperio de Gran Bretaña, al colonialismo, y la explotación que lo acompañan.

Para muchos, y yo me incluyo Felipe fue un esnob, un intolerante, y peor aún…
Claro esta, los miles de fanáticos de la ilusoria visión de las monarquías ven a un duque diferente, que se pasó la vida ganándose títulos (no merecidos), que sirvió firmemente a su esposa, (Que lo mantuvo), más 800 organizaciones benéficas, y organizaciones diferentes, (muchas llevan el nombre del duque…).
No perdamos de vista que Felipe también participó en actividades que hoy día lo pondrían bajo escrutinio.

Hay que agradecerle algo a este personaje, y es que debido a que la mayor parte de la vida de la realeza es un libreto ensayado, y las declaraciones públicas son tan ficticias, tan banales, y porque nadie sabe realmente lo que sucede detrás de escena, fueron las «meteduras de pata» y sus comentarios de mal gusto los que ponían en evidencia la verdad de quien era Felipe de Edimburgo, y la casa real.

Su racismo era evidente, sobre todo en sus visitas a otros países:
«¿Todavía se están tirando lanzas?» Philip preguntó al propietario de un parque cultural aborigen australiano, William Brim, durante una visita real a Cairns. «No, ya no hacemos eso», respondió Brim, un empresario exitoso, según una cuenta de la BBC.
«Si te quedas aquí mucho más tiempo, todos se quedarán con los ojos entrecerrados», dijo Philip a un grupo de estudiantes británicos que estudian en China.
«¿Y de qué parte exótica del mundo vienes?» el duque le preguntó una vez a un político británico negro, John Taylor, un miembro titulado de la Cámara de los Lores.
«Birmingham», respondió Taylor.
«Realmente no tenía un filtro para su racismo, y supongo que por esa honestidad deberíamos estar agradecidos», dijo Kehinde Andrews, profesora de estudios negros en la Universidad de Birmingham City.
Ese también fue parte de su trabajo, perpetuar el dizque poder blanco como una raza superior, y nadie nunca se lo recriminó …
En un articulo escrito en el 2017 por Hamid Dabashi para Al Jazeera, este recuerda: «En 1952 tenía un año. Al año siguiente, el MI6, el equipo de inteligencia militar del gobierno del duque de Edimburgo, ayudó a la CIA a dar un golpe de estado en mi tierra natal, Irán.
La BBC no quiso decir cuál de esos 22.219 deberes reales coincidió con esa ocasión…
Los medios británicos, especialmente la BBC de Londres siempre buscaron la manera de sacarle humor a los comentarios, y acciones racistas del duque.
La BBC le cambiaba el matiz a estas antiguas declaraciones racistas con pinceles de jocosidad como: «Frases memorables que pueden hacer que algunas personas se rían, y otras se estremezcan».

Eso tiene la intención de cancelar la «vergüenza» con una «risa», y producir una tos neutralizante.
El resto es una tradición completamente estándar de la BBC que cincela hechos brutales con gimnasia etimológica: “El príncipe Felipe es famoso por decir lo que piensa, a menudo explicado como su intento de aligerar el estado de ánimo, y esa naturaleza franca a veces ha dado lugar a controversias con algunos de esos comentarios. tambaleándose al borde de ser ofensivo «.
Según Dabashi: El príncipe Felipe para la aristocracia europea es lo que Donald Trump es para la democracia liberal estadounidense: Una vergüenza: los hombres que hacen alarde de la fea verdad bajo la fina capa de etiqueta burguesa.
El Príncipe es el depositario de todo el pasado colonial y de todos los privilegios de clase del presente.
Sus comentarios racistas no deben ser encubiertos ni camuflados. Deben catalogarse de manera adecuada, precisa y literal en la Biblioteca Británica, y ponerse a disposición de las futuras generaciones de académicos y pensadores críticos, antropólogos del primer plano racista del imperialismo europeo para un análisis cuidadoso y cercano.
Son la insignia de toda una semiología del racismo colonial en una dicción aristocrática en toda regla. Desde el racismo desenfrenado ahora dominante en Israel hasta la perniciosa xenofobia evidente en los Estados Unidos de Trump, todo está ahí: arraigado en estos improperios desquiciados en un inglés británico educado y aristocrático.
En la década del 50 el Príncipe si hizo algo muy positivo con su existencia, y creó un reconocimiento con su nombre… El Premio del Duque de Edimburgo (DofE) ese el legado más duradero del Príncipe Felipe, si no que es el único que tiene merito.
Concebido por primera vez por el Duque en el otoño de 1954, Su Alteza Real quería cerrar la brecha entre dejar la educación formal a los 15 y entrar en el Servicio Nacional a los 18.
La idea era inspirar a los jóvenes a hacer el mejor uso de su tiempo libre, encontrar intereses y adquirir confianza en sí mismos y un sentido de propósito que los apoyaría en su futuro.

El primer programa de Duke of Edinburgh se lanzó en 1956 y, después del primer año, participaron 7.000 niños con 1.000 premios obtenidos por estos.
El duque de Edimburgo también fue cofundador y el primer presidente del World Wildlife Fund (WWF) desde su fundación en 1961 hasta 1982.
El WWF se estableció en 1961, donde el príncipe se convirtió en presidente del llamamiento nacional británico. El WWF fue creado para asegurar la financiación necesaria para proteger lugares, y especies amenazados por el desarrollo humano.
Su participación en la Segunda Guerra Mundial fue a mi entender, un movimiento de relaciones publicas, la realidad es que este Sr. no puso en peligro su vida en ningún momento.
Debemos agradecerle a Felipe su sinceridad, y como inconscientemente dejó claro la importancia de que los monarquismo desaparezcan, que trabajen, que den de lo que le han robado al mundo.
Que rindan planillas, y dejen de vivir de los pueblos mas vulnerables del mundo.

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