“La belleza de Egipto fue su maximalismo y su minimalismo”, dijo Olivier Rousteing. El diseñador francés tradujo ese punto de partida con gran entusiasmo en una colección repleta de referencias abiertas e hiper representativas a su antiguo material de origen: la máscara de Tutunkhamun, el ritual, y materiales usados para crear las momias, el escarabajo y el áspid que Cleopatra apretaba contra su pecho. —junto a comunicaciones más comedidas sobre su propia autoría. Rousteing dice que desde que lo vendaron después de sufrir terribles quemaduras, esto se ha convertido en una firma de sus colecciones, y estuvo aquí en muchos vestidos elásticos y sexys (y un poco al estilo «Thriller»). Pero la relación del vendaje con la raya, que en Francia es bretón y un pilar de la identidad nacional, rebotó fascinantemente en la historia de origen del diseñador.

Las piezas azules y doradas de Tutankamón se hicieron eco de la patraña bajo la cual creció Rousteing, quien fue adoptado y no tenía información sobre su pedigrí hasta hace poco. “Mis padres siempre pensaron que yo era egipcio”, dijo. “Así que siempre fue parte de mi ADN, en cierto sentido”. Rouesting honró esa conexión verdaderamente personal en una colección que, por supuesto, se habría presentado mejor a la sombra de las pirámides, pero por razones arbitrarias no lo es. Fue una pena, pero el producto aún reflejaba ampliamente la idea detrás del diseño.

El diseñador dijo que sus clientes se sienten cada vez más atraídos por las piezas individuales creadas en el taller, «como el arte», para generar la cálida sensación de poseer una pieza única. Los principales ejemplos aquí incluyeron un feroz vestido puntiagudo hecho de madera forrado en punto, y las piezas brillantemente metálicas.

Rousteing se ha obsesionado recientemente con las plataformas, lo que elevó muchas miradas aquí. ¿Cual es el puntaje? “Bueno, ya sabes, el cielo es el límite y todos queremos tocarlo. Pero a veces debes tener cuidado porque puedes acercarte demasiado al sol y puedes quemarte las alas”. Ah, Ícaro en tacones. Rousteing y Balmain siguen volando.